El histórico Café Pedrocchi se inauguró en 1831 y desde su origen se caracterizó como símbolo de la Padua moderna. Querido por Antonio Pedrocchi y diseñado por el arquitecto Giuseppe Jappelli siguiendo las formas neoclásicas con profundas pronaos dóricas y una elegante galería corintia, gracias a su posición central y a la cercanía con la sede de la Universidad, el café se convirtió muy pronto en un punto de referencia de la vida cultural y comercial de la ciudad, punto de encuentro de estudiantes, artistas, literatos y patriotas. La planta baja, destinada a cafetería, está caracterizada por una sucesión de salas que deben su nombre al color de la tapicería (sala blanca, sala rosa, sala amarilla, sala verde). El primer piso, o principal, comprende una serie de espacios funcionales donde el gusto de la decoración se expresa en la tendencia ecléctica que en la época romántica revalorizó todos los estilos históricos del pasado. Así se suceden la sala etrusca, la sala griega, la salita redonda o romana, la sala del renacimiento, la sala ercolana, la sala da baile o sala Rossini y finalmente la sala egipcia. En el pasado cada sala estaba destinada a una función bien precisa: guardaropa la sala etrusca, juego la sala griega, baile en la sala Rossini, reuniones secretas en la sala egipcia, etc. Cuadros de distintos artistas adornan los diversos ambientes con temas apropiados: panorámicas romanas de Ippolito Caffi en la sala romana, "Diogenes y el gallo de Platón" en la sala Griega, estatuas, esfinges y urnas cinerarias en la sala egipcia. En 1848 el Pedrocchi fue escenario de los movimientos del Risorgimento de los estudiantes como dejan ver las placas-recuerdo colgadas en las paredes de la sala blanca. Una curiosidad: el café se llama "sin puertas" porque de 1831 a 1916 estaba siempre abierto, incluso por la noche, por voluntad de los antiguos propietarios.
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