La ciudad de Frías, además de destacarse por ser la más pequeña de España, nos impregna a su visita de un exquisito sabor medieval que debe su origen a Alfonso VIII, quien a comienzos del S.XIII la erigió sobre la roca, a fin de proteger y repoblar esta linde de la Vieja Castilla. Dicha estrategia reportó a esta ciudad numerosos privilegios a sus pobladores, además de la imponente fortaleza compuesta por el Castillo, la Iglesia de San Vicente, el Puente y la Muralla, lo que facilitó la defensa de sus intereses, aumentando progresivamente su economía, hasta el punto de llegar a abastecer las necesidades de los más de 2.000 habitantes con que contaba a la entrada del S. XVI.
El puente medieval. Uno de los monumentos más importantes de la Ciudad de Frías es su puente sobre el Ebro.Pasa por él, la calzada romana, que era una vía de comunicación, muy importante para el comercio entre la Meseta y la costa Cantábrica. Venía por el Portillo de Busto, Tobera, Frías, pasa por el desfiladero de Herrán y llegaba hasta Orduña, desde donde pasaban los mercaderes a Bilbao. La iglesia de San Vicente.
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