martes, 26 de abril de 2011

Cristina Rubalcava

Las obras de la pintora mexicana Cristina Rubalcava ocupan, desde hace pocas fechas, las paredes de la Sala de Exposiciones del Seminario Mayor de la Universidad de Comillas (Cantabria).

Con diferentes técnicas, Rubalcava plasma su visión de la realidad, una "vida pintada" como ella misma la definió, en la que conviven la vida y la muerte, personajes reales e inventados, y la constante presencia de elementos del imaginario mexicano, como los corridos o las calacas.

Como "inesperado e indescriptible" calificó Cristina Rubalcava el Seminario Mayor, añadiendo que se trata de "la sala más bonita" en la que ha expuesto y en la que sus cuadros "se ven más felices".





Metro de París

La visión de un canguro que lleva tanto en su bolsa como en sus espaldas unas figuritas de emigrantes, no es una broma de dibujante: es una obra que coloca el arte al servicio de la indignación humana.

De esta indignación Cristina Rubalcava, pintora mexicana, la utiliza para denunciar la inhumana condición de los nuevos condenados de la tierra, estas mujeres y hombres, estos viejos y estos jóvenes, quienes bravean todos los días la suerte para encontrar una nueva tierra donde comer, vestir, en fin vivir con dignidad.
No se le han escapado a Cristina Rubalcava algunos fragmentos de la cotidianeidad ni ha querido evitar, aquí y allá, la crítica social, hecha con la contundencia que proporciona una sonrisa a tiempo, ante esas familias que se reúnen a comer o viajan de una manera muy particular en el metro.


Carmen Flamenca, 1980
Es más bien una artista felizmente atrevida y sincera en todas las obediencias que pinta y dibuja introduciendo una nota de alegría, quizás de humor iconoclasta, y así denunciando de una manera más eficaz lo que ella condena en nombre de la solidaridad humana.
Sus murales, sus dibujos, sus esbozos son ante todo obras de arte donde reina siempre la dimensión artística, la creación estética. Pintora comprometida, no dentro del arte pero para el arte.
Sabor a mi


El niño pescador





















     Pareja a la Ratatouille                                                                                                  Samba



Celia Cruz y Compay Segundo                     Bolero                                                           La diablada


Empieza el baile, del que el bolero es el rey. Es el comienzo de la pertinaz fiesta que enlaza tantos cuadros, orlada de nuevo por los animalillos y caracterizada por los mil gestos y colores en que puede expresarse una permanente y variada sensualidad. Las mujeres son la parte resignada de esa función.


          Con cha-cha-cha                                                                                    Amor caracol


       Sirena con Chipirón                                                                                     Bodegón de sirenas

La niña sirena

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