Se trata de una laguna conectada al mar por grietas subterráneas, separada del mar por una playa de arena; es de color verde debido a la presencia de gran cantidad de organismos vegetales en suspensión.
Se sitúa cerca de la población de El Golfo, famoso en toda la isla por el pescado fresco que allí se puede degustar.
Es una especie de anfiteatro abierto al océano que se formó a raíz de las erupciones de 1730. En realidad, se trata de parte del cráter de un volcán, como podemos identificar si cerráramos el cono.
La situación en el litoral ha provocado que la erosión de viento y mar le dote de su forma actual.
Se cuenta que antiguamente se le conocía como “Charco de los Clicos” por unos mariscos comestibles llamados "clicos" muy usuales en ese paraje y que se extinguieron porque alguien soltó dos tortugas en las aguas del golfo.
Al fondo del cono y a los pies del acantilado se ha formado una pequeña laguna cuyas aguas se filtran desde el mar. La laguna de varios metros de profundidad, tiene un color verde esmeralda que varía de tonalidad según el color del cielo. El color verde se debe al fitoplancton que habita bajo su superficie.
Aquí y en los alrededores se pueden encontrar las extrañas olivinas, piedras semipreciosas con las que los artesanos locales diseñan unas originales joyas.
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