Amanece con nieblas y bastante frío, el termómetro marca 3ºC a primeras horas de la mañana, pero el día promete...
Al medio día nos juntamos en Bermeo. El calor de la amistad y del astro sol hacen que el paseo por el malecón sea de lo más agradable.
No es Egipto...ni son pirámides. Bermio txo! Bermio! |
Deambulamos por el bonito puerto de la villa marinera. Vemos pescadores de sueños, porque peces no sacan ni uno; jóvenes matrimonios que pasean a su prole; ruidosos moteros que se hacen notar...el ambiente es agradable y relajado.
Parece obligatorio ir al Casino, está lejos y luego hay que desandar el camino para recoger de nuevo el coche, pero...si hay que ir se va!!.
Para entrar en el Casino de Bermeo, un imponente edificio que adorna la plaza, hay que darle varias vueltas.
Porque...muchos creen que están en él, y no es así, se equivocan.
Confundido entras en otro establecimiento. Para salir sin consumir, como es de recibo, hay que disimular..."pues...parece que no han venido aquí...". Y te sales.Y algunas fingen que no veas.
El Casino...hay que buscarlo!!.
Y una vez localizado merece la pena ver sus salones y vidrieras.
A la salida...SORPRESA!!.
Una representación de Tarazona, Zamácola y la anteiglesia de Begoña nos espera...
Besos, risas, degustación de bollos de mantequilla y foto del grupo.
Después, tomamos rumbo a Bakio, y en un plis-plas, gracias a la nueva circunvalación, estamos tomando unos txakolis en el puerto.
Comida donde Eduardo y Nieves (las rabas exquisitas) y saludos a Borja.
Al atardecer, cuando el sol se esconde, aparece el frío de nuevo; pero un paseo por la playa, mientras Gaztelugatxe se apaga no viene mal.
Y después, lo de siempre...besitos y despedidas...y cada mochuelo a su olivo.
Hasta la próxima compañer@s.