Da igual ir a los gigantes y cabezudos que a los conciertos, a los toros, a los fuegos artificiales, a las txosnas, a los pasacalles y fanfarrias, a las competiciones de herri kirolak, a los torneos de ajedrez, a las bilbainadas, a la cucaña, al txikigune, de poteo o de pintxos, que pasar por los talleres y actividades infantiles, los teatros y actuaciones gratuitas, los hoteles, las barracas o el circo, que participar en el certamen gastronómico o los concursos de las txosnas. Es lo mismo a qué evento de Aste Nagusia se acuda o a qué parte de la ciudad se vaya, todo está lleno hasta la bandera.
Todavía es pronto para hacer un balance global, pero todo apunta a que van ser una de las fiestas más participativas y que va a salirse de las estadísticas por ser las más multitudinarias.
Verás danzar a los Gigantes y a los Cabezudos perseguir a los niños, y a las no tan niñas, y es fácil que te des de morros con La Chupinera y el Pregonero, verdaderas "autoridades" de las fiestas.
Te quedarás asombrado de la habilidad de los tiradores de rana, y de las puntería de los concursantes de tiragomas. Los jugadores de Ajedrez, en sus largas e interminables partidas, y el perro que se pasea en un descapotable, parecen indiferentes al bullicio festivo.
Al mediodía, el Concierto de la Banda Municipal es indispensable para sosegarse un poco de tanto trasiego.
Después del concierto, el estómago pide guerra y nada mejor que dirigirse a la Plaza Nueva. Tomar un Txakolí donde "Victor Montes" y unos pintxos en el "Café Bilbao" o en el "Victor", mientras oyes cantar bilbainadas a los Bilbotarrak.
También puedes acercarte , en el Arenal, al "Boulevard", o subiendo por la calle Navarra, alternar en la peatonal y concurrida calle Ledesma.
Y llega la hora de la comida, algo muy importante para todo bilbain@ que se precie. Os aconsejo una buena paella en "La barraca" o un menú Aste Nagusia en el italiano "Domenicos" junto a la Alhóndiga. La milhojas al chocolate fundido...indispensable para los golosos.
Después de la opípara comida un cafecito, o si se tercia, un Gin-tonic en cualquiera de las terrazas de Ercilla o Pozas, para disfrutar del ambiente y cotillear un poquito que siempre es divertido.
Al que le gusten los toros, corrida en Vista Alegre con la participación de espadas punteros.
A media tarde, tranquilo, tranquilo, bajas hacia el Casco Viejo. Callejeas por Bidebarrieta , Correo y Tendería observando las ocurrencias de los que intentan ganarse la vida con su arte. O sigues a una banda de Txistularis que por la Calle del Perro se dirigen a la Catedral de Santiago.
Va anocheciendo, los pies están cansados, pero la martxa sigue. Saludas a conocidos, indicas a algún turista despistado hacia donde quiere ir...cuando de pronto ves a Marijaia, la reina de las fiestas. Alli está ella, rodeada de "fieles devotos" que le cantan antiguas canciones en euskera. Y si no te sabes la letra, no importa, circulan fotocopias con ellas, se trata de participar.
Es hora de cenar, esta vez a base de bokata, bien en las txoznas o un tremendo bokata de jamón, donde "Claudio", en la calle Esperanza.
Las luces se apagan, son las 10:30 de la noche y todo Bilbao, grandes y pequeños, pijos y abertzales se paralizan para disfrutar de los fuegos artificiales.
Después, conciertos en Abandoibarra, o katxis por las txosnas. Hasta que el cuerpo aguante.
Aste Nagusia un modelo festivo participativo y potente.
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